fuente:IC3neutrino
La construcción del IceCube Neutrino Observatory, una gigantesca instalación de más de un kilómetro cúbico enterrada a 1.400 metros de profundidad en los hielos antárticos, ha finalizado. Su objetivo es detectar la llamada «radiación de Cherenkov» que se produce cuando los neutrinos chocan contra átomos de hielo. Estás partículas, que se producen en el Sol, en las supernovas y en los agujeros negros, son muy difíciles de detectar, pero el enorme tamaño de este detector garantiza el éxito del proyecto.
Existen grandes grandes obra de ingeniería que durante su construcción pasan desapercibidas por casi todo al mundo. El IceCube Neutrino Observatory es un buen ejemplo de esto: enterrado bajo el Polo Sur, se ha mantenido lejos de miradas ajenas durante sus diez años de construcción . Este “telescopio” tiene como función observar el universo, pero en lugar de utilizar las ondas de radio o la luz visible, lo hará detectando neutrinos. El problema que presenta este tipo de aparatos es que los neutrinos son partículas extremadamente difíciles de detectar, ya que apenas interactúan con la materia. Trillones de ellas atraviesan nuestro planeta cada segundo, pero por su pequeñísima masa -algo menos de una milmillonésima parte de la masa de un átomo de hidrógeno- muy rara vez colisionan con algún átomo, por lo que resultan prácticamente indetectables.